La enfermedad o fiebre hemorrágica del ébola es una de las dolencias más jóvenes del ser humano, y también una de las más mortales. Afecta a todo tipo de primates, del chimpancé al gorila, pasando por los seres humanos. Por ello se cree que el virus estaba presente en el interior de las selvas y junglas, y la progresiva destrucción humana de éstos nos ha llevado hasta el virus. Las muertes por este virus llegan a unas 900 personas, todas ellas en África, y ha infectado a otras 1500. Esto nos deja una mortalidad media del 60%, una de las más altas jamás registradas. Eso se debe en buena parte a la ausencia de un tratamiento eficaz contra esta enfermedad.
El nombre de la enfermedad se debe a su primera puesta en escena a orillas del río Ébola, en la República Democrática del Congo. Los primeros casos, catalogados en aquella zona, evidenciaron que era una nueva enfermedad, y se llamó así en vista a que los afectados habitaban aquellas zonas. No obstante posteriormente se demostró que el río no tuvo nada que ver con la enfermedad pero aun así el nombre persistió. Se cree que el reservorio animal de este virus es un determinado murciélago de la fruta, en base a un artículo publicado por la prestigiosa revista Nature. Su zona de actividad es


