martes, 16 de junio de 2009

La enfermedad del ébola

La enfermedad o fiebre hemorrágica del ébola es una de las dolencias más jóvenes del ser humano, y también una de las más mortales. Afecta a todo tipo de primates, del chimpancé al gorila, pasando por los seres humanos. Por ello se cree que el virus estaba presente en el interior de las selvas y junglas, y la progresiva destrucción humana de éstos nos ha llevado hasta el virus. Las muertes por este virus llegan a unas 900 personas, todas ellas en África, y ha infectado a otras 1500. Esto nos deja una mortalidad media del 60%, una de las más altas jamás registradas. Eso se debe en buena parte a la ausencia de un tratamiento eficaz contra esta enfermedad.
El nombre de la enfermedad se debe a su primera puesta en escena a orillas del río Ébola, en la República Democrática del Congo. Los primeros casos, catalogados en aquella zona, evidenciaron que era una nueva enfermedad, y se llamó así en vista a que los afectados habitaban aquellas zonas. No obstante posteriormente se demostró que el río no tuvo nada que ver con la enfermedad pero aun así el nombre persistió. Se cree que el reservorio animal de este virus es un determinado murciélago de la fruta, en base a un artículo publicado por la prestigiosa revista Nature. Su zona de actividad es

El virus del ébola y sus cepas


El virus del ébola pertenece al género filovirus, dentro de la familia de los filoviridae. Los filovirus presentan un tamaño de aproximadamente 80 namómetros, con estructuras largas y ramificadas. Se han detectado, a lo largo de la historia, cuatro diferentes cepas de este virus:


  • Ébola-Zaire: La primera de ellas apareció en Zaire, hoy día la República Democrática del Congo (RDC), en 1976. Los primeros casos se tomaron como malaria y fueron tratados con quinina. Al ver que todos los pacientes con esos síntomas morían se detectó la cepa del nuevo virus, que tenía una mortalidad en torno al 85%. Más tarde se han seguido dando casos de esta cepa en la RDC y en Gabón.

  • Ébola-Sudán: En 1976 también hizo su aparición esta cepa localizada en Sudán, con una mortalidad menor aunque todavía alta, del 53%. Se dieron más casos en 1979 y en 2000.

  • Ébola-Reston: Esta cepa apareció en 1989 en unos macacos importados desde Filipinas hasta Reston, en Virginia, EEUU. El virus fue mortal para los primates, pero no contagió a ningún ser humano.

  • Ébola-Tai-Forest: Esta cepa, al igual que la anterior, causó estragos entre los primates del bosque de Tai, en Costa de Marfil. Solo se infectó una veterinaria suiza que sobrevivió. El brote surgió en 1994 y se supo de él por la aparición de un buen número de simios muertos.

  • Ébola-Budibugyo: La más reciente, registrada por la OMS en Uganda, en la zona fronteriza con la RDC, Budibugyo, en 2007. Su mortalidad es de aproximadamente el 25%.

Síntomas


Los síntomas derivados del ébola suelen aparecer dentro de un periodo bastante alto: de 2 a 21 días, dependiendo de diversos factores. Los primeros síntomas son fiebre alta, cansancio y dolor de articulaciones, pequeñas hemorragias en la nariz o en las heces, leve dolor abdominal, fuertes dolores de cabeza... Por estos síntomas la enfermedad es fácilmente confundible con la malaria. Durante la semana siguiente a la aparición de los síntomas, aparece una deshidratación progresiva y molestias para tragar, debido a una inflamación general de los gánglios. Más allá de una semana aparecen las temidas hemorragias masivas, sin motivo aparente el paciente sangra de forma abundante, siendo difícil detener el sangrado. También se producen erupciones, conjuntivitis y un aumento de la sensación de dolor en la piel. Progresivamente los síntomas empeoran llegando a las convulsiones, hemorragias incontrolables, coma y shock hipovolémico, causado por la pérdida de sangre. En la mayoría de los casos, en un plazo de dos semanas después de los primeros síntomas el paciente muere por el efecto del shock hipovolémico.

Tratamiento

No existe tratamiento alguno contra el virus del ébola. Los antivirales que se utilizan contra este tipo de organismos no funcionan bien contra este virus particularmente. Se pueden tratar sus síntomas en la medida de lo posible, pero no eliminar al virus. El paciente requiere cuidados intensivos y transfusiones de sangre con plaquetas, para controlar las hemorragias que serán más frecuentes a medida que avance la enfermedad. Para evitar coágulos internos se puede aplicar al paciente heparina. Se debe tener especial cuidado con el paciente y con su hidratación, ya que el más mínimo roce podría provocarle una herida sangrante incontrolable. Otro síntoma, el shock, se trata con medicamentos intravenosos.
Se investiga en una cura contra esta enfermedad, aunque no es fácil hallarla. Solo unos pocos laboratorios en el mundo están habilitados para trabajar con este tipo de virus y no se ha descubierto aun un principio activo capaz de atacar o detener al virus. En 1998 se anunció que una planta de África occidental podría tener propiedades curativas contra esta enfermedad, aunque aun no se ha tratado con ella a animales ni humanos, por lo que su futuro esta en el aire. El tratamiento con sangre de un superviviente de esta enfermedad, que se supone posee los anticuerpos necesarios para combatir el virus, se ha revelado como totalmente ineficaz, y los médicos investigan el por qué. El principal arma de la humanidad contra el ébola parece ser la vacuna, que ya esta en fases muy avanzadas de desarrollo y que ha cosechado bastante éxito en primates y otras pruebas realizadas en animales. Se espera que en el futuro, una vez obtenido la secuencia completa del ARN de este virus, haya un medicamento capaz de atacar al virus y detener su expansión por el cuerpo.

lunes, 15 de junio de 2009

Prevención

El ébola es, como ya se ha mencionado, uno de los virus con más capacidad de transmisión entre humanos y animales. Por tanto, se debe tener especial cuidado en no contraer esta enfermedad. El virus está limitado en un área concreta, de clima ecuatorial y tropical. Geográficamente, este clima se distribuye entre los dos trópicos. Además, de momento solo ha aparecido en el continente africano y en los archipiélagos del sudeste asiático. No se debe viajar a esas zonas si no es necesario, y en el caso de estar allí deben evitarse los lugares más problemáticos, aquellos lugares donde se detectaron focos del virus.
En el caso del tratamiento al enfermo, de sus desechos y del material del que se valga, es imprescindible la más intransigente higiene médica, además del aislamiento y cuarentena del enfermo. Se debe cuidar el más mínimo detalle, ya que una mala actuación podría suponer la propagación de un virus altamente peligroso. Todo el material y ropa que haya estado en contacto con el virus debe ser destruida, y desinfectada y restituida cada vez que se visita al enfermo.

Para los animales, el tratamiento y manejo es similar, ya que el virus es el mismo y por tanto, las medidas de su prevención iguales. Debe ser aislado de su manada o grupo para evitar que infecte a todos sus congéneres, y tampoco debe tener contacto con otros seres vivos que podrían servir como vehículo para el virus, aunque esos animales no se vean afectados por el virus.